6 Ago 2025, Mié

Villa Clara: hasta 19 horas sin electricidad bajo nueva estrategia de apagones

La nueva estrategia de cortes eléctricos en Villa Clara confirma el colapso del sistema energético cubano. Con bloques que reciben solo cinco horas de servicio diario, la población queda atrapada en una rutina de precariedad y resignación. Lo que antes era excepción, ahora es norma.

La nueva planificación normaliza lo que ya muchos viven: sin luz casi todo el día y solo regresa por unas horas Foto © Captura de video de YouTube
Redacción DisiClaro
25 MAY 2025 – 13:40 (CEST)

La Empresa Eléctrica de Villa Clara oficializó este lunes una reconfiguración total del servicio eléctrico en la provincia. Bajo el argumento de “equidad y protección”, el nuevo esquema reparte miseria energética en partes iguales: hasta 19 horas sin corriente en muchas zonas y apenas cinco horas de electricidad para cocinar, cargar teléfonos o conservar alimentos.

Los 11 bloques en los que ha sido dividida la provincia rotarán con cortes severos. Cinco de ellos dependen de los llamados «carros de guardia», brigadas móviles que activan manualmente la electricidad en un solo tramo de cinco horas. Esto no solo hace el servicio más inestable, sino que expone al personal técnico a riesgos adicionales y retrasa los horarios en función de la disponibilidad de transporte y personal.

Captura de Facebook/Empresa Eléctrica Villa Clara


Mientras tanto, los usuarios se organizan por turnos para cocinar con hornillas eléctricas, preparar café y recargar equipos. “Estamos viviendo como en una cápsula del tiempo”, comenta desde Placetas la profesora jubilada Marta Sosa, de 67 años. “En mi cuadra, todo el mundo ha vuelto a las lámparas de queroseno, a calentar agua en resistencias caseras. Es como si estuviéramos en los años 90, pero peor, porque ya no hay juventud ni esperanza.”

Un técnico de la empresa eléctrica en Santa Clara, que pidió anonimato por temor a represalias, reveló que el sistema de subestaciones está tan deteriorado que la mayoría no soportaría una sobrecarga. “Estamos haciendo malabares para que no revienten, pero lo de los apagones no es estrategia: es necesidad de supervivencia técnica. Hay partes de la red que no se han tocado desde hace más de 20 años”.

Las termoeléctricas del país, entre ellas la de Cienfuegos que abastece parcialmente a Villa Clara, operan con repuestos reciclados, petróleo de baja calidad y fallas estructurales que se acumulan. La combinación de alta demanda, clima caluroso y falta de mantenimiento ha dejado a la región central en una situación crítica.

En los municipios del Escambray, como Manicaragua y Jibacoa, algunos vecinos aseguran que solo tienen corriente de 2:00 a 7:00 de la madrugada. “No puedes ni dormir porque tienes que aprovechar ese tiempo para hacerlo todo: cargar la batería, encender la lavadora, conectar el refrigerador”, explica Yoel, un joven agricultor. “Y cuando amanece, otra vez la oscuridad.”

La paradoja es cruel: mientras se refuerzan zonas específicas por su vinculación con hospitales o acueductos, grandes sectores de la población se ven forzados a improvisar sistemas caseros de energía, incluyendo inversores solares ilegales o conexiones clandestinas de baterías de autos que solo aguantan unas pocas horas.

A todo esto se suma el problema del agua. En Santa Clara, Caibarién y Sagua la Grande, el bombeo está totalmente condicionado a los horarios de corriente. Sin electricidad no hay agua en las cisternas, y muchas familias han empezado a almacenar cubos como en los peores momentos del “Periodo Especial”.

La prensa oficial insiste en una narrativa de recuperación “gradual”, pero en la calle pocos la creen. Según datos no publicados oficialmente pero filtrados por un exfuncionario del sector eléctrico en Cienfuegos, al menos 23 de los 38 transformadores críticos del centro del país operan por debajo de su capacidad ideal, y tres están al borde del colapso.

En Villa Clara, las colas para adquirir fósforos han vuelto. Las velas, cuando aparecen, se venden en moneda libremente convertible o en el mercado negro a precios inalcanzables. Las neveras funcionan solo como almacenes de humedad, y los alimentos deben ser cocinados el mismo día para no echarse a perder.

El gobierno ha prometido que para el verano los apagones se reducirán “a solo cuatro horas diarias”. Pero no hay fechas ni garantías. En realidad, lo que ocurre es un ajuste nacional de expectativas. Lo que antes era un fracaso, hoy se presenta como avance: menos horas sin luz son ahora una meta.

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