Lo que parecía una amistad sólida entre Ovi y Baby Alien terminó en un conflicto explosivo que sacudió las redes sociales. Acusaciones de robo, un enfrentamiento grabado en video y la presencia de un arma de fuego marcaron el quiebre entre ambos. La polémica despierta preguntas sobre los límites entre la vida personal, la fama digital y el espectáculo viral.
8 JUN 2025 -03:13 PM
Lo que comenzó como una amistad en ascenso entre dos figuras del entretenimiento urbano terminó en un escándalo con acusaciones de robo, amenazas y un arma de fuego. Ovidio Crespo, conocido artísticamente como Ovi, y el influencer Baby Alien, protagonizaron uno de los episodios más virales y controversiales del panorama mediático reciente. Las redes sociales estallaron con videos, declaraciones y teorías que dejaron a sus seguidores preguntándose: ¿fue real o una estrategia publicitaria?
Una relación que parecía sólida
Ambos jóvenes compartieron cámara en varias entrevistas y publicaciones. Ovi, cantante cubano establecido en Estados Unidos, venía cosechando éxitos en la escena del trap y reguetón. Baby Alien, por su parte, había logrado una peculiar fama en redes gracias a su carisma, estatura y colaboraciones con figuras del entretenimiento latino.
Juntos parecían consolidar una alianza que mezclaba música, humor y cultura pop. Sin embargo, tras bastidores, las tensiones crecían.
La sortija perdida que lo cambió todo
El detonante del conflicto fue, según Ovi, la desaparición de una sortija de alto valor sentimental, un anillo que pertenecía a su madre. En sus declaraciones en Instagram, el cantante acusó a Baby Alien de haberlo robado. “Te di todo: fama, techo, comida… y me pagas robándole a mi madre”, escribió en una historia.
Aunque la acusación no ha sido formalizada en el plano legal, las consecuencias fueron inmediatas: Ovi echó a Baby Alien de su casa y bloqueó toda forma de contacto. Lo que hasta ese momento parecía una disputa privada se convirtió en espectáculo público.
Un arma en escena
El episodio alcanzó su punto más crítico cuando se difundió un video en el que Baby Alien aparece sacando un arma de fuego durante una confrontación en casa de Ovi. El clip muestra a la madre del cantante intentando calmar la situación, mientras Ovi forcejea con el influencer para quitarle la pistola.
La imagen generó alarma. Muchos cuestionaron la presencia de armas en un conflicto doméstico, mientras otros se preguntaban si todo era parte de una actuación montada para ganar atención.
Declaraciones cruzadas
El enfrentamiento no tardó en escalar en redes. Ovi, visiblemente molesto, llamó a Baby Alien “traicionero” y lo acusó de apuntar con un arma a su propia madre. En respuesta, Baby Alien publicó varios TikToks minimizando el hecho, burlándose de las acusaciones y asegurando que su fama seguía en ascenso.
En un clip, incluso afirmó: “Yo sin Ovi sigo viral. Él me necesita más que yo a él”.
¿Realidad o espectáculo?
Las redes sociales se llenaron de comentarios. Algunos seguidores defendieron a Ovi, otros aseguraron que todo formaba parte de una campaña de promoción conjunta. El uso de un arma, sin embargo, pone en duda la posibilidad de que se trate de una estrategia planificada.
Especialistas en marketing digital coinciden en que el drama genera atención, pero advierten que la línea entre promoción y exposición peligrosa es muy delgada. En este caso, la seguridad de personas vulnerables —como la madre de Ovi— fue comprometida.
Sin reconciliación a la vista
Hasta la fecha, no ha habido disculpas públicas, encuentros de conciliación ni gestos de arrepentimiento por parte de ninguno de los involucrados. Ambos siguen activos en redes sociales, pero han cortado completamente la comunicación entre sí.
No se han presentado cargos legales ni hay constancia de una investigación policial abierta. Sin embargo, el impacto del escándalo en la imagen pública de ambos podría tener repercusiones a largo plazo.
El precio de la fama
El conflicto entre Ovi y Baby Alien revela, una vez más, los límites borrosos entre la vida privada y el espectáculo en la era de las redes sociales. Lo que pudo resolverse en silencio se convirtió en una pelea viral con consecuencias imprevisibles.
Aún no está claro si se trató de un quiebre personal genuino o una maniobra publicitaria mal calculada. Lo cierto es que el espectáculo ya no se limita al escenario o la música. En la cultura del contenido constante, hasta una traición puede convertirse en tendencia.
Yankiel Gutierrez Faife