En plena crisis de liquidez y con una inflación que devora el salario real, el Banco de Crédito y Comercio (Bandec) intenta convencer a los cubanos de invertir en pesos. Su nueva campaña para promover depósitos a plazo fijo, accesibles desde Transfermóvil, ofrece tasas de interés que no logran competir con la desconfianza generalizada hacia el sistema bancario estatal. ¿Puede alguien apostar por el peso cubano cuando cada día vale menos?

27 MAY 2025 – 13:10 (CEST)
El Banco de Crédito y Comercio (Bandec) ha lanzado una campaña para incentivar a los cubanos a invertir su dinero en depósitos a plazo fijo, prometiendo mayores rendimientos en moneda nacional (CUP). A través de la plataforma Transfermóvil, los usuarios pueden abrir depósitos sin necesidad de acudir a una sucursal, accediendo desde la opción “Operaciones / Apertura de depósito a Plazo Fijo”. Bandec ofrece plazos que van desde los 3 hasta los 72 meses, con montos mínimos desde 100 CUP. Las tasas de interés oscilan entre el 2% para los depósitos a 3 meses, hasta un 7% para los de 72 meses. Estos porcentajes superan los rendimientos de las cuentas de ahorro tradicionales, según la entidad.
El banco destaca que esta modalidad permite hacer crecer los ahorros de forma segura, bajo la garantía de una institución estatal. Además, subraya que estos depósitos pueden ser una herramienta útil para proteger el valor del dinero ante la pérdida del poder adquisitivo.
Sin embargo, este mensaje llega en un contexto donde la credibilidad del sistema bancario cubano enfrenta desafíos significativos. Las largas colas frente a los cajeros, la escasez de efectivo y las experiencias de los clientes que no logran retirar sus fondos generan un clima de profunda desconfianza. Hoy, muchos cubanos prefieren conservar el efectivo en casa o buscar vías informales de inversión, como la compra de divisas, debido al temor de no poder acceder a su dinero cuando lo necesiten.
Tasas “atractivas” en un contexto hostil
Según la información compartida por Bandec en medios oficiales y sus redes sociales, los usuarios pueden abrir depósitos directamente desde la aplicación Transfermóvil, accediendo a la opción “Operaciones / Apertura de depósito a Plazo Fijo”. No es necesario acudir a una sucursal física, lo que representa una ventaja en términos de accesibilidad.
Los depósitos pueden realizarse por montos mínimos desde 100 pesos cubanos (CUP), con plazos que van desde los 3 hasta los 72 meses. Las tasas de interés anunciadas oscilan entre el 2% para el plazo más corto y el 7% para el más largo. A juicio del banco, estos rendimientos superan los de las cuentas de ahorro tradicionales y constituyen una forma “segura” de proteger el valor del dinero frente al deterioro del poder adquisitivo.
“Es una alternativa para preservar nuestros ingresos en el tiempo”, aseguran desde la institución financiera. Pero para muchos cubanos, lo que se presenta como una opción de inversión viable no es más que una ilusión desconectada de la inflación galopante, la falta de acceso a divisas y la falta de credibilidad en el sistema.
Entre la propaganda y la realidad
La propuesta llega en un momento en que la población muestra cada vez más rechazo a las estructuras bancarias estatales. A pesar de las promesas de digitalización y facilidades para gestionar fondos, la mayoría de los ciudadanos enfrenta problemas más urgentes: retiro limitado de efectivo, demoras en transferencias, y dificultades para acceder a sus propios ahorros.
El anuncio de Bandec ha generado reacciones mixtas, muchas de ellas críticas, en redes sociales. En comentarios de publicaciones oficiales, usuarios expresan su incredulidad ante la posibilidad de dejar su dinero inmovilizado durante años a cambio de intereses que, en la práctica, no cubren ni de lejos la inflación real.
“¿Qué sentido tiene meter 1000 pesos en un depósito por cinco años para que me den 70 pesos más, cuando en ese tiempo el pan podría costar diez veces más?”, cuestiona un usuario en un foro de Telegram.
Y es que la inflación acumulada ha pulverizado el valor del peso cubano. En el mercado informal, el dólar estadounidense se cotiza por encima de los 350 CUP, mientras que el euro supera los 370. En ese contexto, cualquier rentabilidad ofrecida en moneda nacional parece irrelevante ante la pérdida de poder adquisitivo que experimenta la población.
La falta de efectivo, un obstáculo mayor
Otro de los grandes problemas que mina la confianza en los bancos cubanos es la escasez de efectivo. A lo largo de 2024 y lo que va de 2025, las largas colas frente a cajeros automáticos se han convertido en una escena habitual. Muchas veces, los cajeros están fuera de servicio o no disponen de fondos, lo que obliga a los ciudadanos a recorrer múltiples sucursales para intentar sacar algo de dinero.
En abril pasado, el propio Banco Central de Cuba reconoció que había problemas con la distribución de efectivo, aunque no ofreció un plan claro para solucionarlos. Esta falta de liquidez se ha traducido en un creciente número de personas que prefieren guardar el dinero en casa o utilizarlo para comprar divisas extranjeras, oro, productos de alta demanda o incluso alimentos no perecederos.
Desconfianza estructural
Más allá de la situación puntual, el rechazo a invertir en pesos cubanos refleja una desconfianza estructural hacia las políticas económicas del Estado. Desde la unificación monetaria, la apertura parcial del mercado cambiario y la creciente dolarización de la economía —con tiendas que solo aceptan MLC—, muchos cubanos sienten que su moneda no tiene respaldo ni futuro.
En este escenario, propuestas como la de Bandec resultan ineficaces o incluso ofensivas para quienes no pueden cubrir sus necesidades básicas. Las tasas de interés prometidas no compensan el riesgo de inmovilizar el dinero por largos períodos sin garantías de recuperación en términos reales.
¿Oportunidad o trampa?
Para un segmento muy reducido de la población, los depósitos a plazo podrían representar una opción si no tienen acceso a divisas u otras alternativas de inversión. Pero para la mayoría de los cubanos, la idea de “hacer crecer el dinero” dentro del sistema estatal no es más que una utopía.
Mientras tanto, la economía informal, las remesas en dólares, y los negocios con criptomonedas siguen siendo más atractivos —y muchas veces más seguros— que los instrumentos financieros tradicionales promovidos por el Estado.
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